Sistema de partidos como dispositivo político de poder.
Miguel Darío Hidalgo Castro
"Qué bueno que sacaron a los priistas de los Pinos;
ahora el problema va a hacer cómo sacarlos de MORENA".
(Vox populi: 2018)
La
historia nos ha enseñado que la política pública y social en México se
rige, al menos en los últimos cien años, por un sistema de partidos muy
arraigado que ha logrado casi regular la vida política de los ciudadanos
de este país. Es un sistema de partido que se ha constituido en una
imagen hegemónica de control institucional como una estructura
"partidocrática" difícil de romper.
Pablo González Casanova refiriéndose a los partidos políticos, en La democracia en México,
dice: "La dinámica política, la institucionalización del cambio, los
equilibrios y controles, la concentración y distribución del poder hacen
de los modelos clásicos elementos simbólicos que recubren y sancionan
una realidad distinta". El partido de Estado construye una línea
histórica de poder y control que deriva en un sistema de partidos que
recubren y sancionan otra realidad.
En
este sistema de partido, como dice Michel Foucault en Las Redes del
Poder: "... se concede tanto espacio a la criminalidad como si se
tratase de una novedad en cada nuevo día". En los escenarios actuales
hay estas dos expresiones diferentes, aparentemente difícil de
conciliar; por un lado, el poder institucional del sistema de partidos
y, por otro, la intensificación del crimen organizado.
En
los albores del Estado Mexicano, cuando diversas fuerzas políticas se
disputaban el control de país encontraron, a golpes de sangre, traición e
imposición, el partido político era un instrumento de unidad y
pacificación y, con el exacerbado uso de los símbolos nacionalistas,
como una forma única y legítima de hacer política. Con el tiempo, la
presencia del crimen organizado, propagando miedo y terror, reforzó el
sistema político como un instrumento efectivo de control social.
La
unanimidad en la creación del Partido Nacional Revolucionario (PNR,
1928-1938) por Plutarco Elías Calles y su ideología nacionalista
revolucionaria, se volvió una ruta histórica que, para bien de la nueva
clase política y sus modos capitalistas, creó una familia revolucionaria
institucional hegemónica.
La
transición de Partido Nacional Revolucionario a Partido de la
Revolución Mexicana (PRM), creado por el Gral. Lázaro Cárdenas del Río,
fortaleció las formas institucionales de control y manipulación
política. En el periodo de 1938-1946 se sientan las bases que prevalecen
como estructura capaz de ejercer poder sin ningún interpelado semejante
a las rebeliones zapatistas, villistas y magonistas en la revolución
mexicana.
Lázaro
Cárdenas deja una estructura corporativa (CTM, CNC y CNOP) adherida al
Partido de Estado, cuyos miembros son potencialmente manipulables
mediante formas clientelares que le dieron fuerza a la imagen de los
presidentes que fueron "electos por el pueblo mexicano".
Miguel
Alemán Valdés continuó las pretensiones de Manuel Ávila Camacho, al
sepultar las intenciones socialistas del presidente Lázaro Cárdenas del
Río; reformula el partido de Estado como el Partido Revolucionario
Institucional (PRI) reivindica y exacerba la cultura política
nacionalista.
Los
partidos de oposición son los que resignifican el papel del Partido de
Estado, la necesidad de tener contrincantes fue una manera de seguir en
el poder al mostrar al pueblo mexicano su participación en una contienda
que a luces de "la voluntad popular" los mantenía, por décadas, como
partido hegemónico. En la época del priismo hegemónico, nos recuerda, el
nombrado comandante zapatista Pablo González Casanova, los partidos de
oposición fueron "financiados en muchos casos por el propio gobierno,
han apoyado a los candidatos del gobierno o luchado provisionalmente en
su contra -a cambio de concesiones para los grupos que los dirigen- y
han participado así en la realización del juego político, del ceremonial
electoral".
El
sistema de partidos en México, se presenta como un dispositivo de
control, presume de clasificarse en partidos de derecha, centro e
izquierda, según con su posicionamiento ideológico. Por ejemplo, el
Partido Acción Nacional (PAN-1939), es considerado de "centroderecha";
el Partido de la Revolución Democrática (PRD-1987), como de "izquierda,
democrático y progresista" criticando al capitalismo de Estado. El
Partido del Trabajo (PT-1990), de "izquierda nacionalista"; Partido
Verde Ecologista de México (PVEM-1986) de "centroizquierda"; Partido
Movimiento Ciudadano (MC-1997) de "derecha nacionalista"; Movimiento de
Regeneración Nacional (MORENA-2011) de "izquierda".
Desde
otra narrativa que, a pesar de declararse partidos políticos, hubo
varias expresiones políticas que participaron en contiendas electorales
sin tener las mismas posibilidades de mantenerse en la cartografía de
partidos. Otras expresiones populares revolucionarias que creyeron
concretar sus ideales y programas de lucha mediante un concepto
diferente de los partidos políticos, (aunque adheridos legalmente al
Estado) fueron el Partido Comunista (PC-1922) y el Partido
Revolucionario de los Trabajadores (PRT-1976); por otro lado, desde la
vía armada, el Partido de los Pobres de Lucio Cabañas en Guerrero veía
posibilidades de organización popular mediante la figura de partido
político-militar.
En
terreno institucional y su modo de entender la democracia, en el marco
de procesos electorales, las elecciones siempre fueron y van
acompañadas, como lo percibe Giovanni Sartori, de "una prensa escrita
fuerte y con autoridad", cargada de calumnias y mentiras. Pensar en un
sistema de partidos plural y una democracia madura, desde esta prensa
escrita fuerte y con autoridad, es pensar en la fortaleza de un sistema
de partidos como un dispositivo establecido.
La
práctica, el sistema de partidos -Partidocracia-, se configura como un
dispositivo de control sociopolítico con algunas características de la
hegemonía con enfoque unidimensional en materia política:
A)
Votar se configura en un acto de cultura política. Un acto que se
arraiga como una práctica casi incuestionable e inherente a la vida
social.
B) Se presenta como la única opción para hacer política, encumbrando el ejercicio del voto como obligación moral.
C)
Se presenta como una estructura-estructurante que auspicia legalidad,
legitimidad e institucionalidad; por tanto, poder político.
D)
Impide la organización popular. No permite, desde la institucionalidad
de los partidos políticos, mirar otras formas de hacer política.
E)
Las clases sociales reducidas a ciudadanos votantes individualizados
con derechos y obligaciones cívicas afines a políticas capitalistas,
patriarcales, racistas y represivas invisibilizando la lucha de clases.
En
tiempos del priismo, los fenómenos electorales se centraron en el
Partido Político de Estado; los estudios destacaban orígenes, ideologías
y programas; analizaban las transformaciones internas y sus relaciones
con el Estado. Ahora se hace vital, reflexionar sobre el sistema de
partidos que se soporta como columna vertebral del sistema político
nacional, y se presenta como un fuerte dispositivo de control social y
manutención del poder político.
El
sistema de partidos configura una estructura de poder secuencial de
generación en generación, mediante mecanismos como los sistemas
plurinominales y de reelección en el poder legislativo; también se
concretiza en un fuerte obstáculo para la organización popular, su
carácter legitimo y legal le otorga el fuero institucional del gobierno
federal y el órgano electoral (IFE o INE).
Podemos
comprender así la relevancia de una mujer como presidenta de México y
una intensa difusión como una "hazaña histórica" que permite, al mismo
tiempo, entender los escenarios de oxigenación y renovación de las
estructuras estructurantes que condicionan el sistema de partidos en
este país.
El
sexenio de Andrés Manuel López Obrador y la denominada 4T logró tocar
problemas de subsistencia, como becas, apoyos, programas, carreteras,
etc.; sin embargo, no logró, en algunas situaciones de lesa humanidad,
llegar a las venas de acontecimientos que quedaron en discurso: como el
esclarecimiento del destino de los 43 estudiantes campesinos
secuestrados y desaparecidos por el ejército mexicano de la Normal
Isidro Burgos en Ayotzinapa; las demandas justas y racionales de la CNTE
ignoradas por el sexenio de AMLO; los asesinatos a los guardianes y
defensores de la madre tierra en el país; y el libre albedrio de
cárteles, principalmente donde existen conflictos sociales.
El
seguimiento de la 4T con Claudia Sheinbaum deja cerrada la puerta para
la democracia participativa, las posibilidades autonómicas de los
pueblos originarios; deja en la ambigüedad una política educativa
pertinente, crítica y transformadora con la Nueva Escuela Mexicana; deja
impune la desaparición forzada, la expropiación de territorios y el
extractivismo de los recursos naturales, los feminicidios, entre muchos
otros pendientes que pretenden prolongarse por un sexenio más.
La
4T como una consigna política social fuerte dentro del sistema de
partidos como dispositivo político de poder crea, en la mayoría de los
votantes, el imaginario de un partido del/para el pueblo; pero también,
en estos últimos seis años, de una derecha enfurecida, arrebatada que ha
polarizado la vida política de los ciudadanos mexicanos.
Los
sesgos históricos que han dado muestras de insurrección y construcción
popular -invisibilizados y reprimidos por el sistema de partidos- que
están fuera del marco de la derecha o de la izquierda institucional, van
construyendo alternativas, caminos de lucha para la resistencia y la
re-existencia como los Caracoles zapatistas, Cherán y ahora la meseta
purépecha que se autogobierna sin partidos políticos, la resistencia de
Tila y comunidades fronterizas en Chiapas ante la embestida del crimen
organizado, comunidades comunalitarias o comunales en Oaxaca y, las
exigencias del pueblo Otomí, que a pesar de la toma de las instalaciones
del Instituto Nacional de Pueblos Indígenas (INPI) han sido ignorados.
Desde estos ejemplos de lucha y resistencia se mantiene la exigencia
histórica y la necesidad social, como la alguna vez pensaron Ricardo
Flores Magón y el Ejercito Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), de
construir poder popular desde las bases, desde lo propio, desde lo que
históricamente le corresponde al pueblo. ¡Desde abajo y a la izquierda
pues!
LIBERAR AL PROLETARIADO DE LA EMBRIAGUEZ PEQUEÑO-BURGUESA QUE LO INUNDÓ TODO
Una
actitud de confianza inconsciente hacia los capitalistas, los peores
enemigos de la paz y del socialismo: eso es lo que caracteriza la
política actual de las masas, eso es lo que brotó verdaderamente con
rapidez revolucionaria en el terreno económico— social del país. Tal es
el contenido de clase sobre el que descansa el "acuerdo" de apoyo
efectivo, tácito, de cesión inconsciente y confiada del poder entre el
gobierno de la burguesía y los trabajadores, acuerdo que proporciona el
verdadero poder a la burguesía, mientras que a los trabajadores no les
da más que promesas, honores hasta cierto punto, adulaciones, frases y
reverencias. La insuficiente Conciencia de clase del proletariado y su
deficiente organización: ahí está el otro lado de la moneda.
Todos
los partidos populistas, incluyendo a los socialistas de izquierda y
socialpatriotas, se dejaron arrastrar por la ola pequeñoburguesa, no se
impusieron a ella, o aún no tuvieron tiempo de imponerse.
El
marxista debe tener presente los hechos objetivos, las masas, las
clases sociales, y no a los individuos, y realizar una labor de crítica y
esclarecimiento de los errores de los partidos pequeñoburgueses —
izquierda y socialdemócrata— una labor de preparación y cohesión de los
elementos para un partido conscientemente proletario, una labor de
liberación del proletariado de la embriaguez pequeñoburguesa "general".
Aparentemente, esto "no es más" que una labor de simple propaganda.
Pero, en realidad, es la tarea revolucionaria más práctica, porque es
imposible impulsar una revolución que se estancó, no por obstáculos
exteriores, no porque la burguesía emplee contra ella la violencia, sino
por la inconsciencia confiada de las masas en la burguesía. Sólo
luchando contra esa inconsciencia confiada, lucha que puede y debe
librarse únicamente con las armas ideológicas, por la persuasión
amistosa, invocando la experiencia de la vida, podremos desembarazarnos
del desenfreno de frases vacías imperante e impulsar verdaderamente
tanto la conciencia del proletariado como la conciencia de las masas.
Lenin - Tesis de Abril (1917) Fragmento
Canto de migrantes
Quiero marcharme tan lejos, tanto
que no me ha de encontrar el viento siquiera
ni el sol que camina tanto.
Canción de migrantes italianos en la novela "El día antes de la felicidad" de Erri de Luca.
You must be logged in to post a comment Login